La gata de guerra
(the war cat)
By: Juditangelo
En las afueras del planeta, donde las cápsulas estancas Maximal se encontraban en órbita, una de ellas salió de la hilera y comenzó a dirigirse al planeta, no tardó en ser detectada por ambos bandos, pero para mala fortuna, la caída estaba más prevista para el territorio Predacon.
En la base Predacon, Megatron casi sonreía al contemplar en las pantallas de radar que la cápsula caería en su terreno.
-Sí... un nuevo soldado para nuestras filas, la suerte me sonríe... ¡Waspinator, Terrorsaur!
Los dos voladores no tardaron en presentarse ante su líder.
-Id a por esa cápsula! – Ambos soldados aéreos se dieron prisa en obedecer. Megatron volvió a mirar las pantallas-. Un nuevo predacon está en camino... – Su maligna risa inundó casi por completo los rincones de la nave.
Más allá, en la Axalon; Optimus y Rhinox buscaban en los radares alguna de sus unidades que estuviese cerca.
-Cheetor no está muy alejado... – Dijo Optimus. – Rhinox, comunícale por radio que vaya para allá!
-Venga, Optimus... – El irremediable Rattrap. - ¿Vas a mandar al chaval solo a terreno Predacon?
-No, pienso ir yo ahora mismo por vía aérea, y tu vienes conmigo Rattrap, vamos!
El roedor negó con la cabeza, antes de pasar a forma animal y subirse a espaldas de Optimus antes de que despegara.
-Vamos a morir todos... – Se fijó en como le miraba Optimus- . Sí... ya sé... “Cállate, Rattrap”
El comandante despegó con él, dándose toda la prisa que podía por llegar cuanto antes.
La cápsula tomó tierra, algunos animales se quedaron mirándole detenidamente, cuando llegaron los Predacons voladores, la avispa y el terodáctilo, en forma robot se acercaron a la cápsula.
-Bzz... ahora Wazzpinator activará al nuevo Predacon.!
-No tan deprisa, avispilla. – Dijo Terrorsaur, cogiéndole de un brazo y alejándolo del objeto. – Seré yo el que le cambie el chip Máximal por uno de los nuestros.
-¡Ni hablar, será Wazzpinator quién lo haga!
-¿Con que sí, eh?
-¡Sí!
Y pegaron a discutir, agarrando cada uno al otro por las piezas del cuello y los hombros, casi dándose de tortas, sin darse cuenta que una pareja de panteras negras se acercaron a la cápsula y la olisqueaban; el objeto, al detectar las formas animales, sacó el escáner.
Optimus, con los propulsores a casi plena potencia, detectó la señal de Cheetor, que estaba más cerca de las coordenadas de la cápsula, lo malo era que también detectaba la señal de dos Predacons.
-¡Maldición! – Dijo entre dientes el gorila y aceleró, con el roedor fuertemente agarrado a sus espaldas, que evitaba mirar para abajo.
Mientras, los otros dos seguían peleándose, de poco que no notaron que se acercaban los Máximals, se viraron al mismo tiempo soltándose mutuamente y sacando el armamento.
Optimus dejó bajarse al roedor, que pasó a forma robot y sacó su arma, un instante después llegaba el felino moteado.
-¡Qué sorpresa! ¡Llegáis justo a tiempo para ver como convertimos esta protoforma en un nuevo Predacon! – Terrorsaur se rió escandalosamente.
-¡No mientras podamos impedirlo, pajarraco! – Cheetor casó su quasar, apuntando directamente al volador.
-¡Mira y aprende, minino! – Mientras Waspinator les apuntaba con su arma, el terodáctilo se dio la vuelta y se le descolocó la boca, quedándose esta completamente abierta.
-¡Bzz... a qué espera el bobo de Terrorsaur para activar la protoforma?
-¡La protoforma no está! – Exclamó el “bobo”.
La avispa también se dio la vuelta y los Máximals también miraron; la cápsula estaba abierta y el inquilino de su interior ya se había marchado.
-¡Noooooo! – Lleno de rabia, Terrorsaur levantó el vuelo y empezó a disparar a los Máximals, visiblemente en ventaja frente a ellos, tres contra dos.
Ambos voladores hacían todo lo posible por esquivar los disparos de sus enemigos, que disparaban a discreción contra ellos, sin darse cuenta de que detrás de ellos se alzó una figura roja y enorme.
-¡Inferno, aterrando! – La hormiga sacó el armamento y disparó a la espalda de los Máximals, cogiéndolos completamente desprevenidos. Los tres fueron impactados, cosa que aprovecharon Waspinator y Terrorsaur para atacarles con sus disparos: las tornas se giraron, ahora los Máximals estaba en el suelo, medio chamuscados y algo aturdidos.
-¡Matémoslos, para mayor gloria de nuestra Reina! – Grito Inferno, que por lo visto tenía más de una docena de tornillos sueltos por la cabeza.
No lejos, más bien cerca de la cápsula, tres panteras negras miraban la escena, una de ellas con el cejo fruncido y mirando atentamente, su cola ondeaba nerviosamente tras ella.
El enorme Predacon insecto apuntó primero al más pequeño de los Máximals, que para ser tan pequeño tenía una bocaza enorme.
-Me niego a dejarme machacar por un asqueroso Predacon... – Le dijo Rattrap, visiblemente cabreado, pero como su arma estaba a algo más de un click de el y le estaban apuntando a la cabeza, que podría el hacer.
Inferno estaba a punto de disparar, cuando algo le cayó encima de las espaldas, tirándolo al suelo de cara, dejándolo aturdido por el golpe. Los Máximals levantaron la vista, sobre la espalda del derribado insecto se alzaba amenazadoramente una pantera negra, gruñéndoles a los otros dos Predacons, que sacaron las armas y le dispararon, lo que la pantera, con un rápido movimiento saltó de allí y la munición de los voladores fue a parar toda a Inferno, que se quedó hecho polvo. La criatura felina estaba ahora de pie, cubriendo al roedor, a los lados del mismo estaban Optimus y Cheetor, el adolescente se atrevió a preguntar.
-¿Eres... Máximal?
Menuda pregunta tan tonta, la verdad...
-¡Pagarás, felino entrometido! –Gritó el terodáctilo. La pantera levantó una ceja y se lanzó contra Terrorsaur, esquivando sus tiros a toda velocidad, cuando más cerca la tenía se apartó volando a un click del suelo. - ¡Y ahora que harás, estúpido?
Estúpido, ¿eh? La pantera gruñó y pasó a forma robot, para sorpresa del Predacon, el “estúpido” resultó ser una chica, que no dudó en sacar una especie de quasar y disparar contra él, con bastante buena puntería; a lo que Terrorsaur se vio obligado a marcharse; sólo quedaba la avispa, que se había quedado atónito ante ella.
La felina se dio la vuelta, apuntando a Waspinator, que también la apuntó a ella.
-¡Wazzpinator no t... te... teme...! ¡Aléjate o... ¡ - Le entró un ligero tembleque, el arma temblaba en sus manos, mientras que la chica estaba impasible, apuntándole sin perder los nervios, se fue acercando a el, que retrocedió un poco. Tenía sus sensores verdes clavados en la avispa, caminaba con suavidad y seguridad a la vez, dos cables finos del mismo color que sus sensores ondeaban ligeramente a su paso, cayendo desde sus sienes hasta debajo del cuello, y dos placas en sus mejillas parecían lágrimas o algo así; en su frente, en el color verdoso que predominaba en su estructura, brillaba el símbolo Máximal. De estatura era más bien bajita, como el roedor, y la cola de la pantera todavía ondeaba tras ella, desde la parte trasera de sus caderas. Se detuvo a escasa distancia del Predacon, que ya no pudo más y salió por alas, no sin tropezarse contra un par de árboles. La pantera levantó la vista, mirándolo alejarse.
-Miau... – Comentó Cheetor, levantándose y recuperando el arma. – A eso le llamo yo una mujer de armas tomar.
-Otro felino más para la nave... – Comentó Rattrap, de todas maneras, el no se iba a quejar demasiado, los movimientos de ella peleando habían sido muy buenos.
-Pero hemos visto que es muy eficaz en combate... – Comentó Optimus, levantándose pesadamente. Pareciera que le hubiera leído los pensamientos a Rattrap. – Vamos con ella.
Se acercaron a la pantera, que todavía miraba hacia arriba, más concretamente a los rayos del sol, que se filtraban por las hojas de los árboles cercanos, como si algo la preocupase. Al oír pasos detrás, se giró, quedando de lado con respecto a ellos, pero su cabeza giró para mirarles de frente. La chica guardó el arma y giró del todo, quedándose de frente a ellos.
-Bienvenida. – Dijo Optimus. – Soy el Comandante de la Axalon, Optimus Primal, ¿y tu eres...?
La felina se le quedó mirando, con la boca un poco abierta, como sorprendida, luego miró a los otros dos.
-Ah claro, no te he presentado a estos dos... El es Cheetor...
-¡Hola! – Dijo alegremente el chaval, levantando una mano. La felina inclinó un poco la cabeza, como saludándole.
-Y este otro... – Prosiguió Optimus. – es Rattrap.
Los sensores verdes de la pantera se quedaron clavados fijamente en el roedor, ladeó un poco la cabeza, sin dejar de mirarlo con atención. Este también la miraba, se acercó y le tendió una mano, por ser educado por una vez no le iba a hacer daño.
-Es un placer... y te agradezco lo de ayudarme hace un momento, felina.
Estaban frente a frente, en tamaño era un poco más baja que Rattrap, miró la mano del roedor y extendió la suya, temblorosa, la acercó despacio a la mano de Rattrap, y no dejaba de temblarle, cuando estaba a punto de estrecharle la mano, la chica levantó la vista hacia ellos, retrocedió un poco, dio de golpe media vuelta y salió corriendo. El roedor se rascó la cabeza.
-¡¿Qué he hecho!? – Preguntó extrañado del todo. Optimus se encogió de hombros.
-Quizá aun no está preparada para venirse con nosotros, es peligroso que ande sola, pero no podemos obligarla a venir si no está dispuesta, podría necesitar tiempo para adaptarse a su forma animal. Volvamos a la base, chicos. Ya la volveremos a ver.
Los tres se dieron la vuelta, el roedor miró atrás un momento, fijándose en la espesura por la que se fue la pantera, Cheetor le dio un toque en el brazo, ya en forma animal.
-Una felina muy atractiva, ¿eh? – Le dijo para picarlo. El roedor levantó una ceja y pasó a forma animal.
-Chaval, cuando crezcas un poco, te enseñaré algunas cosas sobre las mujeres.
-¿Para que salgan huyendo como aquella?
La pantera, en forma animal, les miró marcharse, sentada entre las hojas sin quitarles los ojos de encima, luego miró de nuevo los rayos del sol entre los árboles.
Habían pasado unos cuantos días desde la aparición de la pantera, que mostraba un comportamiento un tanto esquivo incluso con los de su propio bando. Solían verla ayudándoles cuando los Predacons les atacaban, pero una vez terminada la batalla desaparecía.
Airazor llegó a la sala de mandos, en su forma robot y se presentó ante Optimus.
-¿La has visto? – Le preguntó el comandante.
-Así es, incluso he hablado con ella, dice que se siente un tanto extraña y que aún le falta tiempo para adaptarse... pero ha prometido que, cuando esté dispuesta, vendrá, y que mientras tanto nos ayudará en lo que pueda.
-¿Y no ayudaría más aquí, en la Axalon? – Preguntó Cheetor.
-Hay que darle tiempo al tiempo, Cheetor. – Rhinox le puso una mano en el hombro al adolescente.
-Bueno, por hoy, ya solo falta que lleguen Dinobot y Rattrap de la misión que les encargué. – Como si Optimus no se temiera que aquellos dos fueran discutiendo.
La rata y el raptor caminaban por la cornisa de una montaña, hasta llegar arriba, desde donde se observaba una clara vista del barranco, la caída sería de espanto.
-Ya es hora de volver a casa... vamos, carapiños.– Comentó la rata.
-¡A mí no me des órdenes, sucia sabandija! – Dinobot le dio con la cola en la cabeza, sin demasiada fuerza.
-¡Eh!¡Pero quien te crees que eres!
Una explosión que dejó un boquete cerca de ambos les sacó de su discusión. Scorponoc.
-¡Lo único que seréis ambos es chatarra!
Genial, una emboscada... Aparte de Scorponoc venían dos voladores y Tarántulas.
Los Maximals se cubrieron lo más rápido que les fue posible tras unas rocas, pasando a forma robot y sacando sus armas de fuego. El primero que cayó fue Waspinator por un certero disparo del Láser óptico de Dinobot; el insecto cayó por el barranco haciendo un sonoro ruido metálico.
El escorpión les soltó uno de sus misiles, obligando a ambos enemigos a salir a campo descubierto. Dinobot sacó su espada y se lanzó a por Tarántulas, el arácnido no sólo era científico, sino que también mostraba ser bueno en el campo de batalla. Con una de sus risitas esquivó a Dinobot y se lanzó a ocultarse entre la espesura selvática.
-¡Ven si eres tan buen guerrero como pretendes, traidor!
Eso sí que sacó de sus casillas a Dinobot, que marchó tras él, dejando a Rattrap sólo. El roedor le miró marchar con bastante mala cara.
-¡Vuelve aquí, estúpido cabeza de bolo! – Un disparo de Terrorsaur que le tocó en el brazo que empuñaba el arma y se la hizo perder le conminó a prestar más atención al campo de batalla.
Vale, ahora sí que el roedor estaba de mala uva, esquivando los disparos aéreos sacó una de sus bombas del antebrazo y se la tiró al terodáctilo, que lo dejó bien chamuscado y este, pasando a forma bestial, se marchó de allí. Rattrap se pasó la mano por la frente y respiró profundamente, cuando algo explotó tras él y lo dejó tirado en el suelo; se incorporó quedándose sentado y miró que el escorpión todavía estaba en pie. Y el arma del roedor estaba bastante alejada de él.
-¡Despídete Maximal! – Scorponoc abrió la pinza y tiró un misil hacia Rattrap, que se cubrió la cabeza con ambos brazos, esperando el impacto. Escuchó la explosión del mismo, pero no sintió que le hubiese tocado; extrañado apartó las manos y delante de él cayó sentada la pantera robot: ella se había puesto delante de él para protegerle del ataque.
-¡Maldita felina entrometida, te destruiré! – Gritó Scorponoc, y antes de que volviera a disparar recibió los disparos del arma de la chica.
-¡Lamento desilusionarte! – Replicó ella disparando con más saña, haciendo retroceder al Predacon, que cayó por el barranco con un grito estremecedor.
Ante el asombro de Rattrap, la felina dejó caer los brazos a los lados del cuerpo, se la podía oír respirar pesadamente. Estaba sentada justo delante del roedor, que tuvo que estirar los brazos para cogerla cuando caía hacia atrás. La rata miró su estado, tenía el estómago echo polvo y saltaban chispas, sin embargo ella trataba de no quejarse y se aguantaba el dolor como mejor podía.
-Necesitas la cámara de reanimación. – Entrecerró los ojos mirándola y se levantó cogiéndola en brazos, no pesaba mucho. La felina le miró directamente mientras el roedor la llevaba cerca de su arma para recogerla. – Venga, te llevaré a la base... – Todavía no conocía, ni él ni sus compañeros, el nombre de la pantera.
-Warcat... – Respondió ella, con voz suave, mientras el roedor la cogía mejor.
-Así que te llamas Warcat... ya van dos veces que me salvas el pellejo, tendré que hacer algo para agradecértelo.
No parecía decírselo con segundas, la felina miró a otro lado pensativa.
Rattrap la llevaba esquivando lo más posible los campos de energón, según sus escáners. Estaba ya oscureciendo y Dinobot que no aparecía, ya tendría unas palabritas con él más tarde... Su radar interno detectó la presencia de una unidad Predacon por allí; no sabía si les estaban siguiendo o qué. Lo primero que tenía que hacer el roedor si tenía que combatir era dejar a la chica en lugar seguro, miró a su alrededor y se metió entre los arbustos, la dejó al pie de un árbol y miró a ver. Por allí, a algo más de un click de distancia pasaba Inferno portando las piezas de Waspinator y a Scorponoc desactivado; no parecía haberse dado cuenta de la presencia Maximal, pero por si acaso...
-Quédate aquí y no hagas ruido... – Le dijo la rata a la pantera, sacando su arma. Se iba a alejar cuando sintió que le agarraban del brazo zurdo; la felina no parecía querer dejarle ir.
-No... no te vayas... – dijo en voz baja. Tenía en el rostro una expresión de angustia muy marcada. El roedor pensó que le dolían demasiado los daños que le hizo antes el escorpión. Se puso delante de ella, de rodillas.
-Mira, no tardaré... – Antes de que pudiera seguir, ella se abrazó a su cintura, ante la cara de incredulidad de él.
-Por favor... quédate... – Cerró los ojos fuertemente, estaba muy asustada.
-Pero... ¿qué te da miedo?
La felina solo señaló hacia arriba, con mano temblorosa, hacia el cielo oscurecido por la noche. El roedor no lo entendió demasiado; ¿una felina con miedo... a la oscuridad?
-Por... favor... no vayas... no quiero... no quiero estar sola... entre las sombras... – Parecía más asustada a cada momento. Finalmente el roedor guardó su arma y pasó los brazos alrededor de la felina, con gesto sereno.
-No te dejaré sola.- Le dijo en voz baja, mirando como los Predacons se alejaban, por suerte. Trató de calmarla un poco, se sintió algo extraño con aquella chica entre los brazos; era una felina valiente y ágil en campo de batalla, tal como había comprobado al verla en acción días atrás... y en ese instante era frágil y parecía muy vulnerable.
Cuando la pantera despertó sentía un ligero mareo, escuchó un ruido y encendió los sensores ópticos, la puerta de la cámara se acababa de abrir, dejándola libre y reparada. Miró a su alrededor, no conocía aquel sitio; a no ser que fuese la base Máximal, aunque no había nadie allí presente.
-¡Eres un inútil, carapiños! – Se escuchó de repente por el pasillo, la felina se asomó a ver que pasaba. Pudo ver a Rattrap discutir con Dinobot. - ¡Tendrías que haberte quedado a ayudarme, y no largarte como el cobarde que estás hecho!
-¡Cobarde yo? Grr... Serás desgraciado, zampa quesos! – Y le lanzó un puñetazo, el roedor se le escurrió como pudo y le dio una patada en el culo, haciéndole caer de rodillas. - ¡GRR, ERES CHATARRA!
El roedor se fue corriendo a la sala, mirando hacia atrás y riéndose de Dinobot, hasta que se la pegó con algo, y ese “algo” se le agarró para no caerse por el impulso del tropezón. El roedor también se agarró y miró al frente, encontrándose los sensores verdes de la pantera a escasa distancia de los suyos, que le miraba asombrada.
-Ah... ya estás recuperada. – Le dijo con una sonrisita, como si no pasase nada. Se escucharon los fuertes pasos de Dinobot, acercándose. – Eh, Dinobobo, deja ya el espectáculo, que hay damas delante.
-Ya... y no te gustaría quedar en ridículo delante de ella, ¿no es así? – Le dijo con una sonrisa de malo increíble.
-Eh, ¿acaso insinúas que podrías ganarme?
-No, grr... ¡lo afirmo!
-¿Ah sí?
-Esto... perdón! – Sonó la voz de la felina, algo cortada. Ambos hombres la miraron. – Primero: ¿podrías soltarme, por favor? – Dijo con una sonrisa algo divertida, Rattrap la soltó despacio. – Segundo: ¿qué ha ocurrido?
-Ah, pues verás: - Comenzó la rata. – El cabeza bolo no apareció en todo el rato, por lo que tuve que estar atento a los predacons; luego te quedaste inconsciente y te traje a la nave. Optimus a ido con Rhinox a buscar unas muestras y el chaval moteado está con su primo el tigre y la voladora.
Vale, todo aclarado. La felina asintió con la cabeza, dando a entender que se había enterado de todo, a pesar de la rapidez con la que el roedor se expresó.
-Si me disculpan, iré a dar una vuelta por la nave. Prometo que no me largaré en un descuido. – Sonrió y se fue para dentro.
Al rato llegaron Optimus y los demás, estaban debajo de la nave y traían bastantes muestras y energón.
*Dinobot, necesito que bajes a ayudar con esto* El raptor escuchó en el comunicador.
-Grr... ¡ya voy! – Y dándole un empujón con el brazo al roedor salió al exterior por el elevador.
Rattrap sonrió con su habitual cara de malo, había hecho enfadar muchísimo al cabeza de iguana, y eso para él era todo un triunfo. Se puso a pasear por la nave, buscando algo con que entretenerse un rato; si daba una vuelta y no se le ocurría nada, se iría a echar una partida de cartas con el ordenador. Iba tan tranquilo, pensando sus cosas, cuando un sonido un tanto curioso le hizo mirar a su alrededor; se puso a mirar a ver de donde provenía. Probablemente era un canto, eso parecía al menos a sus oídos; melódico y suave, pero no triste; siguiendo la música se encontró con Warcat, que parecía más tranquila. La felina lo observaba todo, palpando algunas superficies con los dedos y entonando aquella melodía; el roedor se acercó por detrás, tratando de que no le oyese, pero ella se dio la vuelta de golpe, sacando unas garras de sus dedos.
-¡Eh, eh! Tranquila, mujer. – Rattrap retrocedió un paso con las manos delante.
-Oh... eras tú... – Guardó las garras, escondiendo las manos detrás y mirando avergonzada al suelo.
-Pensaba que estabas distraída del todo con esa canción, pero parece que prestas más atención de lo que aparentas.
-¿Me has oído cantando...? – Abrió los ojos como platos. El roedor se rió, divertido pero no parecía haber malicia o burla en aquella risa.
-Tranquila. – Se volvió a reír. – Además de felina eres sirena, ¿no? – La chica parpadeó un par de veces, extrañada. – Olvídalo.
-Sólo buscaba el camino a la sala de mandos... – Apartó la mirada; pues sí, se había perdido por la Axalon.
-Ajá; anda ven, yo te indico. – Le hizo una seña con la mano mientras daba la vuelta para guiarla; la chica se apresuró a darle alcance y se agarró de su brazo, que la nave no estaba tan oscura, corcho! -Una pregunta; ¿cómo es posible que una felina nocturna le tema a su propio medio?
-No lo sé... siento algo extraño en la oscuridad. – El roedor dirigió sus sensores rojos hacia ella, girando un poco la cabeza. – Algo como... vacío. No sé explicarlo, pero temo quedarme sola en la oscuridad. – Su rostro se tornó algo triste, como si sintiera que su miedo la rodease y no pudiera impedir que así fuese.
-Venga, tranquila... – El roedor se detuvo. – Si te quedas en la nave, es probable que no vuelvas a sentirte así; ¿o acaso no lo sentías cuando estabas fuera?
Ella no respondió, bajó la cabeza mirando al suelo; claro que se sentía así cuando moraba en la selva, por las noches, había llegado a pasar noches en vela incluso.
-No quiero sentirme de esa manera... no más... – Dijo al fin, entonces notó que el roedor le pasaba un brazo por los hombros, levantó el rostro para mirarle más directamente y la rata le dedicó una sonrisa de medio lado.
La llevó a la sala de mandos, ya habían terminado los demás de colocar el energón para los radares; el comandante se dio la vuelta y sonrió.
-Por lo que veo, la nueva soldado ya está reparada. – Dijo acercándose a los dos, Optimus sonrió un poco sin poder evitarlo; le parecía gracioso ver a alguien que tenía la misma estatura, o incluso un poco menos, que Rattrap. – Dime, ¿seguirás en la selva, o...?
-Me gustaría... – Interrumpió la pantera de golpe. - ...me gustaría quedarme aquí, si me lo permite, señor.
Optimus sonrió y le puso una mano en el hombro a la felina.
-Bienvenida a la Axalon, entonces.
-¡Se queda, genial! – Exclamó Cheetor más atrás, al lado de Rhinox y de Dinobot.
-Grr, sí, genial. – Dijo Dinobot, todavía enfadado con el roedor.
-Carapiños, dime una cosa, ¿cómo es que todavía no te ha reventado la caja vocal con lo que gruñes?
-¡Porque me reservo las energías para arrancarte la tuya de un mordisco, GRR!
La felina ladeó la cabeza mirándoles, al lado del gorila.
-No te sorprendas, te aseguro que siempre están así. Ya te acostumbrarás.
-Ya, ya lo veo, ya. – Dijo la chica, con una sonrisita. – Pero... resultan incluso cómicos. – Le dijo en bajo al comandante, mientras se retenía las risas con una mano tapándose la boca.